En Mar Paraguayo (1992), la heterogeneidad discursiva se reconoce en el
personaje de la marafona (narradora/protagonista), quien es, justamente por la pluralidad de
lugares y voces desde los que habla, flexible e inestable, y mantiene un discurso oscilante y
descentralizado (múltiplemente situado), esto permite reconocer, entre otras cosas, su carácter
heterogéneo –predominante en zonas de contacto lingüístico–, y su rechazo a una síntesis
armónica entre sus varias conciencias culturales