Cuando hablamos sobre oralidad en Paraguay, observamos diversas y diferentes enfoques y
posturas. Sin embargo, también estamos acostumbrados a leer (en diversas publicaciones),
asimismo a escuchar corrientemente (en círculos eruditos y también en aquellos populares)
que Paraguay es un país “eminentemente oral”, o que el mismo es un país con una fuerte
“cultura oral”. Estos conceptos, expresados de manera un tanto vagas y desordenadas, en
algunos casos, en otros sustentados con una rigurosidad un poco mayor, desean manifestar –
presumo – que Paraguay es un país donde la lectura, es decir, el acto y la actividad de leer,
está muy poco desarrollada. Asimismo, darían a entender que los procesos comunicacionales
que se establecen entre los habitantes poseen la “lógica de la oralidad”.